La Comunidad de Madrid, por
iniciativa del PP y del PSOE, está a punto de aprobar el adelanto del horario
de apertura de las terrazas a las 8 de la mañana. Si tenemos en cuenta que
cierran a las 2:30, el tiempo que se tarda en montarlas y desmontarlas, así
como las labores de limpieza que el Ayuntamiento sólo puede llevar a cabo
cuando no están instaladas, el tiempo exento de ruido que los vecinos podremos
aprovechar para dormir será mínimo.
Cristina
Cifuentes no ha querido ni molestarse en escuchar a los vecinos: aprovechando
que la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid) cierra
en agosto, dice que no ha realizado alegaciones.
Esta es
la nota de prensa que desde la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de
Madrid Centro dedicamos a tan oscuro personaje y sus argumentos:
CRISTINA Y LAS TALADRADORAS
Este no es el nombre de un grupo de rock,
aunque Cristina – presidenta
de la Comunidad de Madrid –
guste de disfrazarse de roquera. De roquera y de lo que sea, porque ella es muy
de aparentar. Sonriente y simpática un par de semanas antes de las elecciones;
agradecida apenas unas horas después de cosechar votos; sorda, olvidadiza y
desconsiderada con los ciudadanos de a pie – los que sólo votan y pagan
impuestos – durante el resto de años que dura una legislatura.
Nos contaba la presidenta, con
desafortunado tino, que ‘si un taladro podía hacer ruido a las
8.30 de la mañana en la vía pública entonces podían abrirse las terrazas de la
ciudad a las 8’.
Señora Cifuentes: un martillo mecánico para una obra en
la vía pública es un servicio contingente que actúa por pura necesidad y de
manera muy acotada en el espacio y en el tiempo; una terraza no.
Sólo en el distrito centro de Madrid, y en
Madrid hay 20 distritos más, hay a fecha de hoy más de 17.000 sillas de
terrazas autorizadas (probablemente hasta un 50% más colocadas ilegalmente en
horas de máxima demanda) que se abren al público a partir de las 10 de la
mañana, y permanecen en la calle hasta las 2.30 de la madrugada en la mayoría
de los casos. Un total de hasta 16,5 horas al día. Cada una de estas sillas es
una potencial taladradora, o incluso peor aún, para los vecinos que han de
soportarlo 16,5 horas al día.
Quiere la presidenta, para satisfacer la voraz ansia de los empresarios de la
industria del ruido y el alcohol, que todas estas
sillas-taladradoras puedan trabajar 2 horas más al día – hasta las 18,5 horas
diarias – a las que habría que añadir el montaje y desmontaje…limitando el
descanso de los vecinos afectos a 4/5 horas diarias. Todo esto, so pretexto de
lo que eufemísticamente la presidenta denomina ‘incremento de la
competitividad’… ¡Pura ironía! Se nota que la presidenta no ha tenido tiempo
para leer los informes sobre contratación y salarios de esta industria; dignos
de Bangladés.
Llama poderosamente la atención la poca humanidad de la presidenta,
a pesar de haber sufrido en sus propias carnes una importante crisis de
salud…Se ve que ni eso le conmueve para dejar de pensar primero y antes que
nada en los dineros y los negocios de los empresarios. Y es que ser donante, y
no un simple ciudadano, para algunos es un grado.
Enhorabuena presidenta, porque va a
conseguir estar en las quejas y juramentos diarios de muchísimos madrileños de
todo signo y color. Madrileños que, sin merecerlo, verán recortada su vida
víctimas pasivas del ruido asesino de las “taladradoras”. Ya no hace falte que
se disfrace más de roquera, el show ha terminado…aunque si usted quiere,
siempre hay oportunidad para hablar y rectificar.